Por el Padre Rector Jorge William Hernández Díaz S.J.
Celebramos una vez al año en el colegio la Semana Ignaciana, inspirados en lo que podemos interpretar que es presencia de Dios en los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. En la cueva de Manresa el Espíritu Santo propició a nuestro fundador una experiencia que al paso de los años se ha convertido en una antropología educativa sobre como Dios trata a sus hijos e hijas. Por eso nos abocamos durante ese tiempo a profundizar nuestra relación con el Creador, si bien es verdad que nuestra espiritualidad nos llama a mantener en la cotidianidad la relación con Jesús, hacer ejercicios espirituales nos lleva a sentir más profundamente como Dios acompaña a Nuestro Mundo.
La Semana Ignaciana, que acabamos de celebrar, nace inspirada en esta pedagogía, nos anima, a través de experiencias a conocer más de nosotros mismos y a una relación más profunda con nuestros hermanos. A través de talleres, charlas, meditaciones, juegos y celebrando la Eucaristía, cada día dimos un paso más en pertenecer a esta familia Loyola. Dentro de esta jornada la comunidad de padres, madres y maestros celebraron la convivencia familiar, un día dedicado a la fraternidad de quienes nos reunimos para celebrar la mayor Gracia de Dios: la familia.
De manera especial siento que ha sido una oportunidad de mucho significado para toda la comunidad, debemos seguir reflexionando y trabajando para lograrlo mejor, pero contamos con Dios y la voluntad de todos. Lo que hemos vivido nos confirma que podemos dejar que los sueños y deseos broten con mucha libertad. Quedan nuevamente en nuestras almas las evidencias de los frutos espirituales de como Dios sigue actuando en lo humano.
Dios les bendiga.